Es una pena que Harry esté atrapado en su bucle temporal. En lugar de perseguir a Anderson, podría vivir una verdadera aventura en Leipzig: cada año, a principios de mayo, comienza la popular Seifenkistenrennen, la carrera de carricoches en el sur de la ciudad, en Fockeberg. ¿Carricoches? ¿Carrera? Un carricoche es un vehículo casero que debe tener como mínimo tres ruedas. Se construyen con material de desecho, ingenio y cariño; los participantes en la carrera suelen llegar a ella con un vehículo, más o menos, estable y con frenos, claro.  Como estos pequeños y curiosos vehículos no tienen motor, se necesita una pendiente por la que puedan bajar, como en la montaña Fockeberg.

Animados por miles de espectadores, los participantes van cuesta abajo en un recorrido casi feroz. El lema de estos valientes pilotos es: conduce bien, frena poco y la victoria es casi tuya. Un estricto jurado supervisa el descenso y premia a los ganadores en varias categorías, entre ellas, velocidad, belleza de movimiento y diseño. La carrera de Fockeberg es famosa por el entusiasmo de sus participantes y sus ingeniosas creaciones. A diferencia de otras carreras de este tipo, en Fockeberg participan sobre todo adultos. Es decir, Harry sí que podría participar.