Durante una semana laboral, a menudo, no hay mucho tiempo para desayunar. Las cosas suelen ser diferentes los sábados y los domingos. En Alemania, el fin de semana, el desayuno suele ser más largo.
El desayuno puede ser tanto dulce como salado. Sin embargo, es difícil describir qué es un desayuno típico alemán. A menudo hay sobre la mesa bebidas calientes como café, té o cacao y bebidas frías como zumos de frutas, leche o alternativas lácteas de origen vegetal.
Pan, panecillos y bretzels también se encuentran entre los clásicos alemanes. Existen innumerables tipos y variaciones, especialmente cuando se trata de pan: integral o de espelta, con o sin granos o semillas. El pan se suele acompañar con embutido y queso, también con miel y mermelada. Para algunas personas, los huevos forman parte de un buen desayuno dominical: un huevo duro o frito o, en su defecto, unos sustanciosos huevos revueltos.
Las personas a las que les gusta desayunar algo más saludable toman, por ejemplo, fruta, muesli o yogur. Hay que decir que los desayunos también se han vuelto más internacionales. En muchos lugares se sirve porridge, las gachas inglesas de avena caliente; se suelen comer con frutas o frutos secos. También hay mesas en las que no puede faltar el croasán francés.